LA PRIMERA VEZ QUE TE VI
LA PRIMERA VEZ QUE TE VI
Era una mañana fría como pocas ...
El cielo no tenía esbozo de nube alguna y su azul era como el del frío hielo, el resplandor del sol llenaba cada espacio, pero no calentaba, el viento se movía con sutil gentileza entre las personas y las cosas, podría decirte que era un maravilloso inicio de primavera o quizás el final del otoño, pero tú lo sabes bien... Tan solo era enero.
Yo estaba allí, había escapado de mi trabajo, era un viernes de esos donde quieres respirar y disfrutar del silencio y un buen café; llevaba puestos mis jeans más cómodos y algo desgastados, una sencilla camisa en seda de azul oscuro, mi abrigo y los tacones tan altos como podría llevarlos, mi cabello ensortijado y de oscuro moca. Ese día sabía que por primera vez te vería, contaba el tiempo y solo imaginaba qué pensarías, de que hablaríamos, cómo te saludaría; definitivamente esa era mi mayor inquietud: ¿Cómo te saludaría?
¡Solo habían transcurrido quizás 15 minutos cuando levanté mi mirada, venías algo afanado, tus pasos eran largos y seguros, tu mirada delataba un pensamiento perdido... ¡Créeme! Yo te observaba... Fue justo ahí cuando nuestros ojos se encontraron y tú cruzaste tan rápido como podías, tu boca dibujó una tímida sonrisa y tu mirada se batió a duelo entre mis ojos y el suelo.
Recuerdo que sonreí al verte parado frente a mí, extendí mi mano para saludarte, pero tú ni siquiera lo pensaste... tus brazos me rodearon y aproximaron con firmeza mi cuerpo al tuyo... Tu corazón palpitaba tan fuerte que podía sentirlo golpear contra mi pecho, tus manos temblaban y se hicieron frías, mientras tus ojos hurgaban en los míos con ansiedad, felicidad, emoción, duda, sorpresa y el desespero que delató tu mano recorriendo tu cabello... Fue justo ahí cuando rompiste mi asombro con un beso.
¡La primera vez que te vi, no fue la primera vez que te conocí!
¡NO ME FALTES!
No me faltes, no me dejes...
Quédate a mi lado siempre.
Quédate a mi lado siempre.
Arrúllame con tu voz.
Escóndeme en tu pecho.
Abrígame con tus brazos.
Aliméntame con tus besos.
Arrópame con tu piel.
Tómame con tus manos.
Ilumina mi camino.
Confúndeme con tus caricias.
Sedúceme con una sonrisa.
Embriágame con tu dulzura;
Y si aún queda un poco de piedad en tu alma,
condéname al veneno de tu mirada.
Y si aún queda un poco de piedad en tu alma,
condéname al veneno de tu mirada.
PIA ARIZAL
Que belleza de letras querida Pia....Una historia que es poesía pura a grandes tragos....Es como saborear un cafe con mi libro favorito entre mis manos....Felicidades hermana....Estás suprema....Besitos y un abrazote....!!!
ResponderBorrarMaría, que comentario más hermoso me haces, me llena de emoción leer tus palabras y de motivación para continuar.
BorrarUn beso y un abrazo gigantesco hermanita, gracias por estar siempre conmigo.
Maravillosa entrada Llena de sentimientos encantadores sabias letras gracias por compartir feliz semana saludos cordiales
ResponderBorrarIsidro, gracias por llegar; me encanta que te haya gustado.
BorrarUn abrazo!
Que bonito sería encontrar el amor de esta manera.
ResponderBorrarPrecioso poema!!!
Prima, me siento muy orgullosa de llamarte prima, eres elocuente con tus palabras, dices las frases más bellas, frases que delatan el amor tan poético que hay en ti.
ResponderBorrarPrimita hermosa de mi corazón, casi se me sale el corazón al ver tu comentario; no podía creer que fueras tú....divina.
BorrarGracias por entrar y comentar... me hace tan feliz poder leer cada comentario a mis sentimientos plasmados en letras.😘😘😘😘🤗