SIMPLEMENTE MARIA, V

MUERTE

Hablar de la muerte quizás sea un tema muy complejo y profundo pero hoy para mí resulta algo tan simple, tan insulso, tan carente de cuerpo.

Hace pocos días falleció la última de mis tías, la última hermana de mi mamá que aún vivía y yo no encuentro palabras para expresar lo que pienso o siento frente a lo que significa "la muerte".

Cuando mamá murió hace 4 años todo fue muy extraño y después de un tiempo entendí que morimos en cualquier momento, que existen situaciones que nos matan o personas que nos hieren y acaban con un pedacito de nosotros, también morimos un poco si perdemos una oportunidad que creíamos única, o simplemente por cualquier cosa que sea importante para nuestra vida, el caso es que en estos últimos años he aprendido que se muere de muchas maneras diferentes y todo deriva en un duelo que sin lugar a la duda consume parte de nuestra humanidad, volviéndonos más prácticos (fríos).

¿Se han preguntado quién llega a la mitad de lo que considera es su vida siendo la misma persona que se era cuando niño o adolescente?  La verdad para mí es que nosotros sin pensarlo nos dejamos morir lentamente durante el transcurso de la vida, y perdemos brillo, confianza, seguridad, aventura, la sorpresa ante la belleza de lo desconocido, y tantas otras hermosas cualidades que se tienen cuando eres joven.

Cuando alguien muere solemos decir: lo siento... pero realmente no deberíamos sentirlo pues la muerte es liberadora, duele mucho para los que quedamos pero también en algunos casos la muerte nos libera.

Situación que me lleva a preguntar: ¿Y sí estamos equivocados, y esto que llamamos vida no es más que el engaño de un alma en pena que yace muerta y se niega aceptarlo, y solo nace a la vida cuando en medio de su engaño cree que ha muerto?

La muerte me resulta carente de emoción, como para Caronte debió ser cruzar el río una y otra vez, llevando almas a la oscuridad del Hades para finalmente ser juzgadas.

¡Oh, Caronte! Barquero eterno de una vida "carente" de ilusión.

Pia Arizal