TRISTEZA
Contrario a lo que muchos pueden creer la tristeza no es un mal sentimiento, todo lo contrario, la tristeza nos conecta con nuestro YO más íntimo y privado. La tristeza nos enfrenta a ese niño interior que todos llevamos dentro, a ese niño vulnerable y lastimado que por más que tratemos de ignorar o dejar a un lado termina estando siempre ahí, recordándonos lo frágiles que somos.
Hace ya mucho tiempo ocurrieron situaciones adversas en mi vida que por temor a tantas cosas permití, YO PERMITÍ, y como nada es para siempre un día cualquiera ese mundo al que no quiero ni recordar se fracturó y yo escapé, luego de ello empecé a vivir a mi manera. Lo anterior solo para entender el porque de una conversación poco agradable y amable sacudió mi mundo actual provocando un fuerte temblor en sus nuevos cimientos y me hizo recordar qué es lo que más atesoro y que no estoy dispuesta a perder y no es otra cosa que LA LIBERTAD. Libertad de poder pensar, opinar, creer en algo, defender ese algo en el que creo... La libertad de acertar o equivocarme, pero en últimas tener la Libertad de hacerlo.
La tristeza en mí activa alarmas de peligro y huida, cosa que me angustia.
La tristeza en mí activa o intensifica mi gusto por las imágenes de mujeres solas observantes dando la espalda, cosa que me preocupa.
La tristeza en mí activa las ganas de llorar por todo, me mantiene súper sensible.
La tristeza en mí me hace sentir pequeña e insuficiente, estado que no me debo permitir por más de un día y ya llevo 5.
La tristeza en mí la contrarresto con un bello pensamiento de un recuerdo, siempre el mismo pensamiento.
PIA ARIZAL
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